El Ingreso Familiar de Emergencia requiere urgente refuerzo en monto y cobertura de hogares, entrega inmediata y automatización de los mecanismos de acceso. La situación de crisis no admite dilación.
El 23 de mayo el Gobierno inició la distribución a 499 mil hogares de la primera de tres cuotas del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), señalando que el resto (1,2 millones) al cual se accederá mediante postulación vía Web estaría llegando el 10 de junio. En total estaría beneficiando 4,9 millones de personas.
La CEPS considera que los aportes o transferencias en dinero constituyen el vehículo más importante de apoyo económico a los hogares en situaciones de pandemia, evitando las salidas de las personas a trabajar por necesidad, posibilitando mantener la cuarentena en el período de mayor contagio (entrada del invierno).
Se hace evidente que los bancos no están llegando oportunamente con créditos a las pequeñas empresas lo que implica que sus trabajadores podrían no estar disponiendo de su salario. El sector informal que representa el 30% de la fuerza de trabajo no tiene acceso a subsidios de cesantía y crédito; mientras, el desempleo formal crece aceleradamente, con precaria cobertura.
Sabemos, además, que las transferencias monetarias activan la demanda de la economía local, mantienen el flujo de ingresos de los pequeños negocios de barrio y son sanitariamente menos riesgosas que otras medidas. Por lo que, analizado el Ingreso familiar de Emergencia y por el importante rol que puede jugar en esta situación, estimamos que su formulación en materia de montos, cobertura de hogares, oportunidad en su entrega y mecanismos de acceso deben ser revisados a la brevedad. Con su diseño actual no está a la altura de la situación enfrentada.
- Cobertura insuficiente. EL IFE dice estar dirigido al 60 % de los hogares más vulnerables. Estos según la última CASEN albergan aproximadamente al 65% de la población nacional, equivalente a 12,5 millones de personas. Sin embargo, el IFE estaría llegando sólo a 4,9 millones. Existe un gran número de exclusiones previstas en la postulación que habla de una exacerbada focalización. Mientras que el Gobierno plantea una cobertura de 1,7 millones de hogares, en el 60% más vulnerable hay, aproximadamente, 4,3 millones de hogares. Se está dejando en los hechos a una gran cantidad de familias por fuera de este apoyo, que en estos momentos están realmente mal. Estimamos que se debería cubrir, a lo menos, la totalidad del 60% de los hogares más vulnerables.
- Monto reducido y decreciente en el tiempo. El subsidio por persona va decreciendo en el tiempo, desde $ 65 mil en el primer mes a $ 45,4 mil, en el tercer mes, lo que no tienen lógica alguna ya que la situación de empleo no va a mejorar entre mayo y agosto y corresponde a los peores meses de la pandemia. No da lo mismo la oportunidad en que se entregan los recursos, las situaciones más críticas no esperan. El monto per cápita de $ 65 mil es muy inferior a una línea de extrema pobreza por persona que alcanza a $ 110 mil. Con el agravante que con los requisitos de postulación que la autoridad calificará, sólo los hogares del Grupo 1 recibirán completamente el subsidio; los del Grupo 2, lo harán en un 50%; y los del Grupo 3, en un 61%. Nuestro planteamiento es que el subsidio se mantenga parejo en el tiempo, durante los tres meses prorrogable, que a lo menos alcance a $ 320 mil por hogar y que no discrimine por grupos o tipologías de hogares.
- Mecanismos de acceso complejos. Sólo 499 mil hogares recibieron el subsidio en automático, todo el resto deberá postular hasta el 30 de mayo y sino alcanza a hacerlo durante ese corto tiempo, pierden la primera cuota (lo que parece bastante injusto para un derecho social). El otorgamiento automático corresponde fundamentalmente a los hogares en extrema pobreza que ya recibieron el bono Covid-19. En otras palabras, el 89% de los hogares “elegibles” [1] debe postular allegando antecedentes y la postulación es sólo vía Web. Es necesario recordar que existe más de un 40% de hogares que no tiene acceso a internet y que, entre los adultos mayores, sobre 70 años (eventuales candidatos al subsidio), la alfabetización digital es baja y también la escolaridad formal. [2] El Estado tiene gran cantidad de información en el Registro Social de Hogares y otras bases de datos administrativos y lo más probable es que la tendencia sea al deterioro de la situación registrada en la información que ya se tiene, por lo que no cabe insistir en su actualización que sólo retrasa y complejiza la postulación. Estimamos que el apoyo se debiera otorgar automáticamente al 60% de los hogares más vulnerables, sin necesidad de postulación, por los tres meses, eliminando fechas topes de postulación que hagan perder beneficios.
La situación de crisis exige actuar ahora en proporción y con la oportunidad requerida. Los recursos están para ello, sólo se requiere voluntad política para mejorar la ayuda a los sectores más vulnerables.
Coordinación Comisión Económica
Partido Socialista
[1] Hasta 60% de vulnerabilidad en el Registro de Hogares
[2] El de los mayores de 60 años 32% tiene educación básica incompleta o no tiene educación formal.