Por Rabindranath Quinteros, senador socialista por Los Lagos.
Chile tiene una larga tradición de acogida de inmigrantes que han llegado al país desde diversos lugares, motivados por muy diferentes razones y la conclusión más clara es que han sido un aporte significativo al desarrollo del país.
Si antes fueron españoles, italianos, ingleses y alemanes; luego fueron palestinos, sirios y libaneses; más adelante chinos y coreanos, hoy son los inmigrantes que provienen de países de América del Sur y del Caribe.
En breve plazo discutiremos una nueva ley de inmigración y vale la pena señalar cuáles son las posturas que tienen los distintos sectores políticos frente a la llegada masiva de nuevos inmigrantes al país.
Cabe consignar que los sectores de derecha se muestran recelosos, desconfiados y miran a los extranjeros principalmente como un problema de seguridad.
Hasta sus candidatos presidenciales, Sebastián Piñera y José Antonio Kast) presentaron propuestas que sólo buscan discriminar, restringir y castigar, con prejuicios inaceptables.
En este marco y mientras los líderes de derecha quieren instalar nuevas barreras y alimentan los temores de la población con menos instrucción, el empresariado está utilizando a los nuevos inmigrantes como mano de obra allí donde faltan los chilenos.
Por otro lado, a diferencia de la derecha, los partidos de centro izquierda asignamos un valor importante a la solidaridad y porque muchos tienen muy presente a los centenares de miles de chilenos que durante la dictadura debieron emigrar por razones políticas y económicas.
También, los progresistas tenemos una especial valoración por la tolerancia y la diversidad y por ello relevamos el aporte que estos nuevos habitantes están haciendo a nuestra cultura.
Asimismo, destacamos el efecto dinamizador que producen en nuestra economía, aunque estamos conscientes de los nuevos problemas que se generan para el país y las nuevas presiones que significan para los servicios sociales.
Pero al revés de la derecha, pensamos que hay que hacerse cargo de estos problemas, con justicia e igualdad, y no esconder la cabeza, como si los inmigrantes solo tuvieran derecho a una remuneración por su trabajo y carecieran de todo otro derecho social ellos y sus familias. Pues incluso muchos tienen el derecho a votar, por lo tanto también están eligiendo en qué sistema político quieren vivir.
Por lo tanto, la discusión sobre los inmigrantes no solo es un tema de seguridad o de control de fronteras, es sobre todo una discusión sobre si queremos una sociedad más o menos abierta, más o menos justa, más o menos inclusiva.