Como bancada de senadores socialistas lamentamos que, una vez más, un sector de la sociedad quiera apropiarse de las Fuerzas Armadas que son de todos los chilenos.
Reafirmamos, en momentos en que conmemoramos un aniversario más del golpe de Estado, que las Fuerzas Armadas deben sujetarse a las leyes vigentes, que establecen su carácter no deliberante y sujetas al poder civil legítimamente constituido.
Nos parece fundamental que ex comandantes en jefe y altos mandos militares reflexionen sobre el bien común de la sociedad en su conjunto. No hay palabras de autocrítica al pasado: eso es justamente lo que evita que los traumas del ayer puedan superarse colectivamente. Los pactos de silencio por cierto tampoco ayudan en la búsqueda que han realizado por décadas organizaciones y agrupaciones de familiares de víctimas de violaciones a los derechos humanos.
Lamentablemente la globalización en Chile se expresa de mejor forma en el comercio que en otros ámbitos. La forma en cómo se resolvieron muchos episodios críticos al interior de distintas sociedades, algunas de las cuales queremos emular, no es algo que debamos imitar.
No es posible que un sector de la sociedad chilena se resista a entender que los derechos humanos surgen como una noción compartida por la humanidad y que forman parte de la convivencia democrática moderna.
Esa es nuestra opción y la del Chile que queremos, a 44 años del golpe de Estado.