El 29 de diciembre se cumplirán 30 años de la “Unidad Socialista”, proceso que después de múltiples divisiones durante la noche oscura de la dictadura militar, reencontraba a las y los socialistas en un desafío fundamental: reconstruir la democracia y avanzar en la construcción de ese Chile justo y solidario soñado desde el día mismo de nuestra fundación, en aquel lejano abril de 1933.
Este importante hito de nuestra historia como partido de izquierda, nos encuentra con un Chile movilizado, de Arica a Punta Arenas, exigiendo justicia social y el fin de los abusos sistemáticos que el actual modelo justifica como si fuesen parte de un orden natural.
Por cierto, las y los socialistas compartimos todas y cada una de las justas demandas que se expresan en las manifestaciones de los últimos 45 días. Desde el día uno nuestra militancia se incorporó a las múltiples movilizaciones que exigen cambios profundos, transformándonos, además, en el primer partido que salió al paso de las graves violaciones a los derechos humanos que se empezaron a conocer por diferentes medios. Al mismo tiempo, generamos una propuesta de agenda social contra las desigualdades y los abusos, que con el paso de las semanas se ha ido enriqueciendo con el aporte de nuestros dirigentes sociales y del intercambio con las diferentes fuerzas políticas de la oposición.
Luego, nos sumamos con fuerza a la organización de cientos de cabildos y asambleas ciudadanas para debatir sobre el momento político y social, las diferentes miradas y propuestas que surgen en la discusión barrial, la urgente necesidad de cambios profundos y estructurales que a partir de una nueva Constitución, nacida en democracia, permitan avanzar a ese nuevo Chile justo, solidario y fraterno.
Importante es decir también que ha sido un tiempo de crítica y autocrítica, especialmente sobre lo que se pudo hacer y no se realizó; sobre cómo el statu quo en algún momento resultó cómodo o políticamente correcto; sobre cómo la frase “en la medida de lo posible” se descontextualizó y transformó en una barrera infranqueable sobre nuestro rol como parte de la coalición política de la transición, y, por cierto, sobre las responsabilidades individuales de cada uno de nosotros desde donde nos haya tocado vivir este período histórico de nuestro país.
Hoy, a partir del acuerdo para escribir la nueva Constitución, tenemos -en mi opinión- una nueva oportunidad de contribuir desde lo que somos: un partido de izquierda enraizado a lo largo de todo el territorio nacional, con miles de militantes, dirigentes sociales y políticos, mujeres y hombres comprometidos con el cambio social y con el Chile que soñaron nuestros fundadores y por el que entregó su vida el mejor de los nuestros.
Las tareas del período son múltiples, pero sin duda las más importantes son: 1.- Exigir y trabajar para que tengamos verdad, justicia y reparación para todos quienes han sido víctimas de violaciones a los derechos humanos producto de la brutal represión. 2.- Construir unidad para derrotar a las fuerzas conservadoras en el plebiscito de abril próximo, respaldando el apruebo y la opción de la Convención Constituyente, que permita que el 100% de la asamblea sea electa en octubre del próximo año. 3.- Impulsar una agenda social que mueva los límites de lo posible y apunte a las bases del sistema de desigualdades y abusos que hiere el alma nacional.
Un gran abrazo a todas y todos.
Andrés Santander, secretario general del Partido Socialista