Nos acercamos a una nueva conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, pero este año se experimenta un tanto diferente, con desafíos mayúsculos en lo político y en lo social.
Las mujeres hemos ido construyendo el camino a un porvenir de mayor justicia e igualdad, y hemos sido actrices fundamentales de las movilizaciones sociales durante el último tiempo, principalmente a partir del 18 de octubre. Hemos sido capaces de re-significar espacios y desplegar otros.
Hoy Chile vive un momento histórico. Por primera vez tenemos la oportunidad de redactar una Constitución en democracia, y con la participación de todos y todas. Pero para hacer este anhelo realidad, se hace fundamental movilizar a las fuerzas políticas y sociales progresistas para el día 26 de abril y que el triunfo del “Apruebo” y la “Convención Constitucional” sea imponente.
A su vez, el día 4 de marzo las mujeres hicimos historia. Chile será el primer país del mundo en el cual el órgano que redacte la nueva Constitución va a ser electo de forma paritaria, es decir, con igual participación de hombres y mujeres.
El desafío que hoy nos otorga la historia es mayúsculo. Debemos cambiar Chile, y construir una sociedad más igualitaria, en la cual las mujeres podamos ser libres. En nuestro país, la violencia de género sigue siendo una realidad, la brecha salarial entre hombres y mujeres continúa siendo una de las más grandes del mundo, la educación es profundamente sexista y tiende a reproducir los estereotipos sociales, el trabajo doméstico y el cuidado de terceras personas sigue estando radicado en las mujeres, entre otras desigualdades que se viven a diario. Es por esto que no se puede ser socialista sin ser feminista. Porque aspiramos a otro modelo de sociedad, en la cual todos y todas podamos ser libres e iguales.
Ahora se trata no solo de comprender abstractamente lo concreto, sino de asumir el propio porvenir, la propia existencia, las cuestiones de la vida cotidiana como cuestiones vitales. En otras palabras, comprender concretamente lo abstracto.
Este 8 de marzo marchamos con nuestra historia, con nuestras compañeras detenidas desaparecidas en la memoria y en la acción, con nuestros anhelos de justicia e igualdad y con la dignidad y la valentía de asomarnos a un nuevo horizonte. El feminismo hará que vivamos mejor, el futuro deberá ser feminista o no será.