En el marco de una nueva reunión de Convergencia Progresista, el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, emplazó al Gobierno a iniciar un diálogo que permita modificar la composición y atribuciones del Tribunal Constitucional, por cuanto se ha transformado en un elemento distorsivo de la voluntad democrática.
Elizalde indicó que nuestra democracia tiene un déficit importante en muchas áreas, como el Tribunal Constitucional, donde la minoría social y política logra impedir transformaciones que los chilenos demandan.
“Por ejemplo, respecto del proyecto de las 40 horas, el Presidente de la República, si no comparte esta iniciativa, la puede vetar. Pero, ¿por qué no lo hace? Porque no quiere pagar el costo de una decisión impopular. Es decir, el Gobierno no dice lo que realmente piensa y busca la forma alambicada: recurrir al Tribunal Constitucional, donde tiene mayoría, para efectos de imposibilitar que esta ley, de aprobarse, se haga realidad”, afirmó.
Respecto de los 17 proyectos que el Gobierno quiere llevar al Tribunal Constitucional, Elizalde aseveró que “son iniciativas que cuentan con mayoría parlamentaria y que la ciudadanía demanda y apoya. Por ello, el Ejecutivo, evadiendo su responsabilidad, pretende que el TC le resuelva el problema, transformándose en una tercera cámara, un órgano no elegido que a través de sus resoluciones termina perjudicando a la gran mayoría de los chilenos”.
“Este es un tribunal que finalmente está concebido para proteger a las minorías y que se opone a cualquier cambio sustantivo que permita mejorar la calidad de vida de nuestros compatriotas. Tenemos, por tanto, un desafío que nos parece que es fundamental”, señaló el presidente del PS.
Consultado sobre las reuniones con el Ministro del Interior para analizar reformas institucionales, Elizalde afirmó que “sólo fueron juegos de artificio, sin una voluntad real de avanzar en entendimientos que nos permitan perfeccionar nuestra democracia”.
Finalmente, en cuanto a la decisión de La Moneda de no efectuar una ceremonia para conmemorar los 46 años del golpe cívico militar, el presidente socialista manifestó que “es evidente que el Gobierno tiene una división, por razones obvias. La gran mayoría de quienes apoyan esta administración fueron partidarios de la dictadura. En el caso nuestro, consideramos que nada justifica un golpe de Estado y condenamos las violaciones a los derechos humanos. Por tanto, nos parece que esta es una fecha para recordar en una perspectiva de futuro”.