Los presidentes de los partidos de la Convergencia Progresista solicitamos al Gobierno que deje de improvisar con anuncios como la entrega de 2.5 millones de cajas de alimentos a comunas vulnerables, sin la debida planificación logística, creando demoras en la concreción de esta ayuda, y con declaraciones confusas sobre quiénes serán los destinatarios de esta ayuda de emergencia. Creemos que en el Gobierno primó el ansia de mostrar un logro comunicacional, por encima de una solución eficiente que permitiera ir en auxilio de las familias más necesitadas en cuarentena.
La alimentación no es un bien cualquiera, sino que es el piso para la vida humana. Más aún, nuestra vida en sociedad se basa en que hay mínimos requerimientos de subsistencia que deben estar cubiertos. Sin eso, empiezan a aflorar conflictos difíciles de controlar, como los que se vivieron en las comunas de El Bosque y La Pintana, tras el anuncio de las cajas y la exigencia de los vecinos por recibirlas. Hoy hay miedo al hambre en nuestro país.
Por ello, el Estado debe acudir cuanto antes a resolver esos requerimientos básicos, eligiendo las vías más eficientes, y no generando expectativas como lo que vimos esta semana pasada con la cadena nacional del Presidente de la República.
Chile tiene un prestigio internacional bien ganado en la lucha contra la pobreza. Parte de ello se basa en una focalización adecuada de los recursos, y un sistema de protección social que permite identificar a las personas más vulnerables. Dicho sistema se ha utilizado durante diversos gobiernos para ayudar a las personas, con bonos por ejemplo. El Gobierno prefirió un artefacto comunicacional en vez de utilizar la institucionalidad ya conocida, que incluye los municipios y otras instituciones que atienden a los chilenos y chilenas más necesitados.
Llamamos al Presidente a corregir cuanto antes estos errores y a preferir otro camino. Hay dos alternativas posibles que se pueden explorar. La primera es transferir fondos adicionales directamente a las familias de las personas vulnerables en cuarentena, para que no tengan que salir a buscar su sustento diario, violando el confinamiento. Una segunda alternativa es un programa de vales de alimentos o “food stamps”, consistente en transferencias electrónicas a beneficiarios de bajos ingresos, o sin ingresos, de montos que se depositan en tarjetas de los beneficiarios, para adquirir alimentos en supermercados y almacenes participantes del programa.