Por Alba Gallardo, Vicepresidenta Nacional del Partido Socialista.
Definitivamente la intersectorialidad no está funcionando, se encuentra en un estado pasivo, no tiene un rol proactivo, y la ciudadanía percibe un estado de “coma” del Estado, y quedó en evidencia con el macabro femicidio frustrado en contra de Nabila Rifo en Coyhaique.
¿Qué está pasando? ¿Dónde está la solidaridad? ¿Cuándo vamos a reaccionar? ¿Porqué reaccionamos tarde?
No llegamos al segundo semestre del año, y los casos de femicidio han crecido en forma exponencial en comparación al año 2015. En un informe entregado por la Policía de Investigaciones (PDI) dio a conocer que el 43% de los femicidios ocurridos fue en manos de esposos; y un 15%de ex parejas.
Si la entidad policial tiene clara las cifras, y donde se concentra la violencia, donde está el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) y Estado en su conjunto que no ha sabido abordar de forma efectiva con políticas radicales para frenar este nivel de violencia, y dejar de ser un actor que sólo reacciona presentando querella en tribunales.
El SERNAM ha recibido un aumento significativo en su presupuesto destinado a la violencia contra la mujer, y no tenemos los resultados que esperamos. .Hasta ahora el Estado no ha sido capaz de articular, y ejecutar eficientemente.
La comunidad quiere ver a sus autoridades comprometidas y en terreno coordinando las instituciones, y por otro lado se requiere con urgencia que nuestros fiscales sean capacitados para que puedan aplicar la Ley como corresponday que sus víctimas y la opinión pública no queden con una sensación amarga de que no se hizo justicia; cómo tampoco que se entiende que la Subsecretaría del Delito no se haga parte de las acciones y la incluya en la Agenda Corta. La delincuencia no es tan sólo portonazos, y robo de cajeros automáticos… las mujeres exigimos que el Estado se haga cargo de una vez por todas.
En la misma línea, Carabineros es la puerta de entrada a estos delitos, y aún no son capaces de detectar a tiempo casos de riesgo, y caen en la misma rutina de procedimientos que no son efectivos y no abordan el conflicto.
Un tercer actor y parte importante en la disminución de violencia contra la mujer son las organizaciones sociales, quienes con las tecnologías, y redes sociales han perdido el sentido de acercamiento, involucramiento, y participación activa en su territorio vecinal perdiendo toda sensibilidad, solidaridad y compromiso barrial.
Para hacer un cambio radical de la violencia de género, debemos comenzar con un trabajo a largo plazo que comience desde la preescolaridad, y que los niños sean capaces de resolver sus problemas sin agresión, ya que está comprobado que comportamientos aprendidos se repiten en los hogares o viceversa.
Para ello se deben incluir en la educación básica y media ramos obligatorio o talleres que vayan abriendo el sentido analítico y crítico en torno a estos temas, ya que un país desarrollado no se traduce en aumentas el Producto Interno Bruto (PIB), sino también fortalecer a las personas con herramientas concretas para desenvolverse en el diario vivir.
Como Vicepresidenta Nacional de la Mujer y Género hago un llamado a la ciudadanía a que reacciones y nos sumemos a cambiar, a denunciar, y a construir un país justo y más humano.
¿Qué está pasando con los movimientos sociales, donde están los líderes que mueven masas y que generan cambios? Tenemos que ser “SUJETO” de desarrollo y decir BASTA a las políticas donde nos miran como “OBJETO” de crecimiento o nos miren como un número más de un estudio.
La violencia contra la mujer pasó del plano privado al dominio público y al ámbito de responsabilidad de los Estados, en gran medida, debido a la labor de base de las organizaciones y movimientos de mujeres en todo el mundo.
El horrible caso de Nabila Rifo que estremeció a todo el país puso al descubierto el hecho de que la violencia contra la mujer no es el resultado de la falta de ética personal u ocasional, sino que está más bien profundamente arraigada en las relaciones estructurales de desigualdad entre el hombre y la mujer.