Cuenta Pública de la Presidenta de la Cámara de Diputados de Chile, compañera Maya Fernández Allende

Cuenta Pública de la Presidenta de la Cámara de Diputados de Chile, compañera Maya Fernández Allende


S.E Presidente de la República, Sebastián Piñera Echenique.

Presidente del Senado, Carlos Montes Cisternas.

Distinguidas Autoridades Nacionales e Internacionales

Señoras y Señores Parlamentarios

Secretario General del Senado, Señor Mario Labbe

Secretario General de la Cámara, Miguel Landeros

Señoras y Señores funcionarios del Senado, Cámara de Diputados y Biblioteca del Congreso Nacional

Amigos y Amigas.

En cumplimiento de lo dispuesto en la Constitución Política de la República, comparezco ante ustedes para dar cuenta del funcionamiento de la Cámara de Diputados y Diputadas que me honra presidir.

Realizo esta cuenta pública en una nueva Cámara, que representa una mayor diversidad social y política. Ahora se refleja de mejor manera el Chile actual: un país más diverso, plural e inclusivo.

El fin del sistema binominal significó una nueva composición para la Cámara. Hoy, Diputados y Diputadas con variados orígenes, formaciones, edades e ideas, dan cuenta de mejor manera la realidad de nuestra sociedad. Esta diversidad fortalece nuestro sistema democrático.

Una de las consecuencias de este cambio al sistema electoral, es el aumento de la participación parlamentaria de las mujeres, desde un 15.8% en el período legislativo 2014-2018, a un 22.5% en el actual período.

No obstante este importante resultado, estos números no pueden dejarnos tranquilos o indiferentes: falta mucho aún para lograr la plena igualdad en la participación política de mujeres y hombres.

Particularmente en este año las mujeres hemos demostrado que los cambios llegaron para quedarse. Este aumento en el número de parlamentarias, constituye solo un paso más en el largo camino que resta por recorrer para lograr la plena igualdad entre mujeres y hombres, la que por cierto, no solo se reduce al ámbito político.

Como lo hicieran en el pasado Elena Caffarena, Inés Henríquez, Eloísa Díaz, Gabriela Mistral y tantas otras, no dejaremos de  trabajar en defensa de la dignidad de la mujer y del pleno respeto a los derechos que nos asisten. Las mujeres chilenas con nuestras movilizaciones frente a los abusos así lo estamos demandando y aquí, en el Congreso Nacional, nos preocuparemos porque esas reivindicaciones sean escuchadas y acogidas.

En este contexto, la Mesa le solicitó a la Comisión de Régimen Interno elaborar un nuevo protocolo para abordar y prevenir situaciones de acoso sexual al cual también estarán sujetos los Diputados y Diputadas, porque este es un problema que nos concierne a todos y todas y en su solución debemos colaborar juntos. La señal que queremos dar es clara: ninguna institución del país, pública o privada, debe permitir que en su seno tengan lugar abusos contra la mujer, en ninguna de sus versiones.

Enfrentamos, sin embargo, un problema de gran envergadura. Todavía no entendemos que las situaciones de acoso sexual, psicológico o laboral constituyen hechos de violencia; todavía no tomamos conciencia que la violencia contra las mujeres adopta múltiples formas y que todas ellas deben ser erradicadas de nuestra sociedad.

Requerimos un cambio cultural para que se modifiquen en su raíz los supuestos que hacen posible la violencia contra las mujeres. En este sentido, debemos adecuar nuestro sistema educacional para llevar adelante una educación no sexista, que valore las diferencias pero que, al mismo tiempo, desarrolle una conciencia igualitaria entre niños y niñas. Necesitamos un espacio educativo donde se valore por igual a los y las estudiantes, sin ninguna forma de discriminación.

Quiero destacar, la constitución de la Comisión de Mujeres y Equidad de Género, aprobada mayoritariamente por los Diputados y Diputadas en la Sala y que se generó a partir de la iniciativa que tuvimos un grupo de Parlamentarias, para poder avanzar de mejor manera en esta materia.

También quisiera mencionar que actualmente estamos debatiendo en la cámara algunos proyectos relevantes como el Proyecto Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y el proyecto de reforma constitucional que Establece el Deber del Estado de Promover la Igualdad de Derechos entre Mujeres y Hombres.

Estimadas y estimados,

El acto republicano que hoy nos convoca no sólo fue instituido como un espacio de revisión de cifras de la labor legislativa de ambas Cámaras sino que, además, constituye un momento de reflexión sobre el sentido de nuestra labor de cara a la ciudadanía que representamos.

Este espacio en el que el Poder Legislativo se reúne en pleno, es particularmente relevante en un contexto social de interpelación a las instituciones de la democracia y de descrédito generalizado de la actividad política. Es una oportunidad para hacernos cargo de la crítica, avanzar en restablecer la confianza y el respeto de nuestra institucionalidad democrática.

Somos conscientes de la importancia del trabajo que desarrolla el Congreso Nacional, sabemos que la democracia se legitima en la deliberación que día a día tiene lugar en este espacio, entendemos que la soberanía representada en la Cámara de Diputados y en el Senado dan vida a la Nación, sustentando la paz y el progreso, la justicia y la igualdad a la que aspiran nuestros compatriotas.

Parlamentarias y Parlamentarios, no podemos desatender las demandas y críticas que la ciudadanía nos expresa de manera reiterada. En caso contrario, la distancia que se manifiesta respecto del Poder Legislativo y que es la misma que se expresa respecto de la política y sus instituciones en general, puede terminar socavando seriamente los cimientos de nuestra democracia, con las nefastas consecuencias que todos conocemos: el populismo autoritario.

Esta debe ser una preocupación transversal de todos los sectores democráticos aquí representados.

Tengo la convicción que parte de la desconfianza de la ciudadanía y el desprestigio que nos afecta se encuentra vinculado al desconocimiento de nuestro trabajo y del alcance de las facultades que nos asisten. En este sentido, tenemos el desafío de comunicar mejor la labor que desarrollamos, tanto en el ámbito legislativo como en nuestros respectivos distritos. Junto con ello, debemos abrir las puertas de este Congreso y mostrar todos los aspectos relacionados con la función parlamentaria, tanto en lo que respecta al uso de los recursos disponibles, como en el cumplimiento de las obligaciones a las que todos los parlamentarios y parlamentarias estamos sujetos.

Se han registrado avances sustantivos en esta materia. No en vano este Congreso Nacional obtuvo el segundo lugar en Latinoamérica al medirse los estándares de transparencia en el plano legislativo, gestión administrativa y mecanismos de participación ciudadana y de rendición de cuentas.

Pese a lo recién expuesto, siempre es posible hacerlo mejor.

La transparencia es un imperativo prioritario en la gestión de esta Cámara. No podría ser de otra manera si queremos fortalecer el rol institucional que tenemos en el sistema democrático. Alcanzarlo es un desafío político transversal que debe convocarnos a todos y todas. Sin transparencia lo único que haremos es fomentar la distancia y sospecha de la ciudadanía en las instituciones democráticas.

Los desafíos de esta Cámara de Diputados y Diputadas son muchos y han significado un gran trabajo de todos sus integrantes, tanto en las Comisiones respectivas, como en el trabajo en Sala.

Por ello, creo necesario contar a la ciudadanía de qué manera funciona el trabajo legislativo que realizamos.

Los proyectos de Ley que ingresan a la Cámara, se informan a todos los diputados en la Sala y son derivados a las comisiones correspondientes. Luego, la Comisión comienza su discusión analizando el contenido detallado de la iniciativa. En este punto participan organizaciones ciudadanas, personas interesadas o que poseen un conocimiento relevante sobre la materia discutida. El Ejecutivo acompaña este proceso representado por sus Ministros, Subsecretarios y asesores.

Conforme se avanza, se van generando acuerdos, cuando es posible, en torno a las mejores ideas y a continuación la Sala vota la Ley en cuestión.

Este modo de trabajar es muy importante porque asegura que la diversidad de nuestra sociedad esté representada en los debates que derivan en las leyes que posteriormente serán promulgadas.

Esta es la manera como aportamos en la construcción de nuestra democracia.

En el último año hemos despachado 468 proyectos de ley en sus diversos trámites constitucionales y realizamos 128 Sesiones de Sala. Por su parte, sesionaron en 971 oportunidades las Comisiones Permanentes y en 130 las Comisiones Especiales Investigadoras.

Además en su rol fiscalizador, la Cámara ha despachado en este periodo un total de 13.046 oficios.

En este periodo, la Cámara ha abordado un tema que ha sido de interés nacional, como es el de la infancia. Hemos aprobado leyes que sin duda constituirán un aporte en la mejora en las políticas públicas de infancia: la ley que Regula Entrevistas Grabadas en Video y, Otras Medidas de Resguardo a Menores de Edad, Víctimas de Delitos Sexuales, la Defensoría de los Derechos de la Niñez y la Subsecretaría de la Niñez entre otras.

Actualmente se está trabajando en las comisiones otras iniciativas relevantes en materia de infancia y adolescencia, entre las que se pueden mencionar: la Reforma integral al sistema de adopción; la creación de los Servicios Nacionales de Protección Especializada de Niños y Niñas; y el de Reinserción Social Juvenil.

Quisiera referirme al período que me ha correspondido presidir esta Corporación.

En estos cuatro meses, han ingresado 189 nuevas mociones parlamentarias en las 49 sesiones de Sala que hemos realizado.

En la primera semana de julio ya habíamos despachado 30 proyectos al Senado, 29 de ellos en segundo trámite constitucional y uno en tercero.

Asimismo, enviamos al Ejecutivo 8 proyectos para que sean promulgados, a los que deben sumarse los dos que se enviaron al Tribunal Constitucional.

Así, ya despachamos al Senado el proyecto de ley que regula el uso medicinal de productos derivados de cannabis, el proyecto sobre fomento a las artes escénicas, el que regula la captura de la jibia y el que suprime el impedimento de segundas nupcias, entre otros.

Por su parte, ya despachamos del Congreso Nacional el proyecto de ley relativo a la velocidad máxima de circulación en zonas urbanas; la ley que perfecciona los beneficios otorgados a bomberos por accidentes y enfermedades; la ley que traspasa el Hospital Padre Alberto Hurtado a la red del Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente; la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio en todo el territorio nacional y el proyecto que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Presidente, estimados señores y señoras parlamentarias: la unidad y los acuerdos son posibles en esta casa de la democracia, así ha sido en el pasado reciente y así seguirá siendo, porque entendemos la importancia de la legislación para lograr mejorar la vida y los derechos de nuestros ciudadanos y ciudadanas. 

Debemos esforzarnos para que las relaciones entre los actores de nuestro sistema democrático estén basadas en el respeto mutuo y enfocadas en lograr el mayor bienestar para las personas. Por ello reafirmo el valor que tiene para nuestro sistema democrático el que las relaciones entre los poderes del Estado sean institucionales, transparentes y de cara al país. 

Siento un sincero orgullo por la labor que esta Cámara desarrolla, por el arduo trabajo que realizan todos y todas sus integrantes, en especial los funcionarios y funcionarias que laboran en ella, y por el aporte que la Corporación representa para la Democracia de nuestro país.

La disposición de esta Cámara siempre será desarrollar un debate sobre las leyes de la República con la profundidad, celeridad y amplitud que nuestra nación requiere, resguardando la institucionalidad democrática, que es un bien que Chile debe cuidar: es una lección que nos ha dejado nuestra historia.

Muchas gracias.

Descargar en PDF: CUENTA PUBLICA 2018_PRESIDENTA_CAMARA

Cuenta Pública del presidente del Senado, Compañero Carlos Montes Cisternas


Asistimos a esta ceremonia republicana, en que el Congreso Nacional rinde cuenta del trabajo realizado durante el año anterior.

Es un buen momento para volver sobre preguntas esenciales, sobre lo que somos como institución, acerca de nuestra misión.

¿Cómo estamos ejerciendo nuestra responsabilidad de hacer las leyes? ¿Cuál es la calidad técnica y participativa de este proceso?

¿Cómo realizamos la fiscalización, aspecto clave para un balance adecuado de poderes?

¿Cómo estamos cumpliendo nuestra función de acoger y representar a los ciudadanos y sus problemas cotidianos?

¿Estamos siendo o no un espacio efectivo de dialogo y encuentro de la diversidad de nuestra sociedad?

¿Logramos irradiar ideas, nuevas formas de mirar y entender la realidad?

En definitiva, preguntarnos sobre la salud y la calidad de nuestra democracia.

Creo que el Senado y los senadores cumplen con constancia y responsabilidad sus tareas. Así lo muestran las estadísticas.

Sin embargo, no podemos ser autocomplacientes. Debemos ponderar su significado en el contexto y ser exigentes, atendida la magnitud del desafío.

Vivimos tiempos difíciles para la política y para la democracia representativa. Tiempos de desconfianza y escepticismo.

El cimiento de una democracia son sus Congresos o Parlamentos. Éstos no pueden cumplir a cabalidad su función sin ese nexo de confianza básica entre representantes y representados.

No deja de ser impactante escuchar al nuevo presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, cuando al terminar sus alocuciones, señalaba que solo haría tres promesas: no robar, no mentir y no traicionar. Parecen demasiado básicas.

Ciertamente nuestra realidad tiene desafíos distintos a los del país del norte, pero hay algunas cuestiones comunes.

Por ejemplo, la apatía y desencanto de los ciudadanos. A pesar que las opciones políticas se han ido diversificando, muchos siguen sin hacerse parte de la comunidad política a través del voto.

¿En qué momento se desligaron de su ciudadanía y porque mantienen esa desconfianza o apatía tan profunda?

Debemos hacernos estas preguntas y encontrar las respuestas.

Mi mirada es de preocupación, pero es esperanzada. Hemos avanzado. Terminamos con el sistema binominal, que era una camisa de fuerza para nuestra democracia.

Tenemos un Parlamento más diverso y representativo. Hoy la sociedad chilena puede verse reflejada con mayor nitidez en este grupo de dirigentes, particularmente porque hay más jóvenes, más mujeres, más diversidad cultural y muchos rostros nuevos.

Miro con optimismo los nuevos movimientos sociales, como la llamada “ola feminista”. Es un cambio cultural que trasciende la acción legislativa, y que expresa nuevas formas de ciudadanía y una democracia viva en la base social.

Es nuestro deber representar y dar cuenta de estas nuevas realidades. Abrir nuestras puertas, hacernos parte y acoger en las leyes estas nuevas agendas y desafíos por más igualdad y reconocimiento.

 

Vivimos tiempos de cuestionamientos

No es simple encontrar los orígenes actuales de la crisis y de los malestares ciudadanos y sociales con la política y la democracia.

Algunos sostienen que arranca de un proceso de globalización económica neoliberal que no ha marchado a la par de la creación de un sistema político internacional, que mantenga un control democrático en las decisiones.

Con la globalización se diluyó el espacio público. La política perdió espacio, se perdió a sí misma.

Esto produce una pérdida objetiva de poder de los ciudadanos y de la política democrática. Los ciudadanos se percatan que hoy deciden menos y ello debilita su nexo de pertenencia a su comunidad política.

Y esto no es sólo un problema para la eficacia de nuestra función y prestigio. Eso afecta la vida de las personas. Sienten que no cuentan con los representantes ni con instituciones como aliados.

La globalización es vista como amenaza. Posibilita grandes flujos migratorios; el debilitamiento del Estado y la pobreza abre paso a violencia y narcotráfico. La falta de un control político democrático supranacional genera viejas y nuevas desigualdades y depreda el medio ambiente. La expansión sin límites del mercado debilita el sentido de pertenencia a una comunidad política.

El mercado puede hacer aportes a la economía, pero falla en dar sentidos trascendentes a la sociedad y a las vidas de las personas. Una sociedad y una política sin valores, sin sentido de solidaridad y compasión, tarde o temprano entrará en una crisis de identidad en la cual la ciudadanía se debilitará.

Sennett habla de la “corrosión del carácter” en estas sociedades fundadas en la flexibilidad extrema del trabajo y de integración solo vía mercado, imposibilitando a las personas constituirse con una identidad personal.

 

Sumado a eso, en Chile aún enfrentamos los claroscuros de la transición.

Nuestra transición fue exitosa porque fuimos capaces de construir acuerdos mínimos para salir pacíficamente de la dictadura e iniciar una etapa de estabilidad y de mayor prosperidad. Pero también tuvo imperfecciones.

En lo político, asentó un esquema que coartaba la expresión plena de la soberanía popular y fue indiferenciando, poco a poco, las opciones en disputa, lo que contribuyó a la desafección con nuestra democracia y sus instituciones representativas.

En lo económico, Chile creció bastante en las últimas décadas. Amplios sectores accedieron a bienes y servicios. Se expandieron los derechos de las personas y la infraestructura del país.

Pero esos beneficios están muy desigualmente distribuidos, no solo en el ingreso, también en las oportunidades, en los derechos sociales. Y ello da pie al abuso, una de los lastres de nuestra vida en común.

Tenemos una sociedad dual. Una parte vive como en el primer mundo y otra en un país del tercer mundo. La clase media oscila entre ambas realidades.

Esto explica la ambivalencia y contradicciones que autores como Kathya Araujo ven en la sociedad chilena actual.

Por una parte, una apreciación positiva -pero disimulada o incluso vergonzante- del modelo económico que posibilitó estos avances. Por otro lado, una crítica abierta a estas consecuencias negativas y una demanda de mayor intervención del Estado.

Con franqueza, Chile no solo encuentra que no lo hacemos técnicamente bien, encuentra que damos mal uso al poder y a los recursos que nos han dado para representarlos. Nos ven como expresión de la desigualdad y se nos responsabiliza de tolerar los abusos y de no actuar decididamente para remediar estos males.

También hay cosas en las que hemos experimentado el efecto de los cambios sociales y culturales. Pensemos solamente en el efecto de las redes sociales. No hemos sabido adaptarnos y ser proactivos a esos nuevos escenarios.

Tenemos, entonces, un desafío urgente: Debemos cambiar algunas de nuestras prácticas y mejorar nuestra relación con la sociedad.

El riesgo es enfrentar la más grave de las críticas que podría llegar a experimentar un Parlamento: que se diga que no representa a la ciudadanía sino a sí mismo.

Es hora de actuar para iniciar un proceso de recuperación de la confianza. No es fácil ni será breve. Lo importante es comenzar gradual y sostenidamente con acciones claras, en varios sentidos.

*Primero, debemos abrir nuestras instituciones a las demandas por igualdad y reconocimiento de nuevas identidades. Las personas piden una vida más justa, pero también ser reconocidos en su diferencia. Senett dice que el valor que más se demanda en la sociedad contemporánea es el respeto.

Es necesario incrementar la participación ciudadana, motivando y abriendo espacios. El Congreso Nacional debe recoger cada día más las inquietudes ciudadanas, sea en los proyectos de ley como en temas de interés nacional.

*Segundo, debemos seguir avanzando en terminar toda sospecha de irregularidades, opacidad y privilegios.

Se cree que existen espacios relevantes de corrupción, pese a las leyes aprobadas en los últimos años. Su génesis, fuera de los canales formales, impidió que se percibiera el rol decisivo del Congreso Nacional.

La ciudadanía también nos reclama transparencia y rendición de cuentas. La acción del Congreso y la actividad de los parlamentarios deben estar bajo el escrutinio público de manera clara e inequívoca. Es un imperativo para recuperar la confianza. En esa acción estoy comprometido y continuaremos con una política de transparencia.

Existe, asimismo, una sensación, justa o no, que formamos parte de una dirigencia con privilegios injustificados.

¿Cuál es la remuneración justa de los parlamentarios? Es un tema complejo, con el cual se puede hacer fácil populismo anti política, por eso invito a tratarlo con seriedad.

Es necesario despejar este tema de una vez y crear un sistema que fije los salarios no sólo de los parlamentarios, sino de otras altas autoridades del Estado, atendiendo la experiencia internacional de los países de la OECD.

*Por último, el principal problema de legitimidad de nuestro sistema político es que los ciudadanos sienten que no contribuimos a  disminuir la injusticia y la desigualdad, y muchos de los temas de inseguridad que de ellos se derivan.

La legitimidad de nuestro sistema político dependerá en importante medida, en la próxima etapa, en la capacidad que este tenga de involucrarse y actuar con eficiencia en la solución de esos problemas cotidianos.

Ni la democracia ni el crecimiento económico por si solo bastan, si los ciudadanos no perciben que esos progresos llegan a los salarios, a la calidad de los servicios públicos, al acceso igualitario a la educación y salud, a ciudades más integradas, a pensiones más dignas.

 

Los grandes desafíos

En esta perspectiva el Senado, más allá de quienes lo dirijan, debe plantearse, como lo estamos haciendo, a lo menos 3 grandes desafíos:

  • Aportar más y mejor al debate político nacional y legislativo.
  • Pasar a otra etapa en la relación con la ciudadanía.
  • Modernizar nuestra organización.

 

Debate nacional y trabajo legislativo

Es necesario que busquemos caminos para aportar al debate nacional y mejorar el trabajo legislativo.

Durante el último año fueron despachados 120 proyectos de ley y 25 proyectos de acuerdos internacionales. Las comisiones desarrollaron 753 sesiones. Más detalles pueden encontrarse en el balance escrito.

Nuestro desafío principal no está ni en la cantidad ni en la relevancia de lo que hacemos, porque hacemos mucho y muy importante, sino en cómo, con quién y para quién lo hacemos.

En los últimos meses discutimos temas de gran relevancia.

Como decía, fuimos capaces de concluir una completa agenda de probidad y regular la relación política-dinero.

Asimismo, el año recién pasado culminamos de conformar el nuevo sistema de educación pública, al tiempo que se elaboró un nuevo marco para la educación superior, terminando con el emanado de la dictadura.

Este Congreso Nacional aprobó la ley de aborto en 3 causales. Sus normas pueden merecer distintas visiones, pero nadie puede desconocer que se hizo un trabajo serio y con altura de miras.

Aprobamos una nueva ley de mercado de suelo, que vino a transparentar un mercado muy oscuro y en que la participación de los vecinos es muy difícil.

Se concluyó la reforma al sistema de gobierno regional tendiente a posibilitar la elección de gobernadores regionales.

En fin, hubo muchas otras normas despachadas como la ley de convivencia vial, la Subsecretaría y Defensoría de la Niñez, la nueva ley de TVN, el Fondo de Infraestructura, la modernización de la Cancillería, los Ministerios de las Culturas y de Ciencia y Tecnología. Otras, aunque no hayan concluido, supusieron un esfuerzo relevante, como ocurre con el Código de Aguas o la modernización del SENAME.

 

El efecto de todo ello fue muy diverso. Algunas no tuvieron mayor impacto público, como las leyes sobre probidad y regulación del dinero en la política.

Otros, generaron reacción de quienes se sintieron afectados como la reforma a la educación superior y la ley de aborto en tres causales.

La vida muestra que el vínculo entre Congreso y debate nacional puede fortalecerse y hay que buscar alternativas. La renovación de los partidos es una condición indispensable.

El actual gobierno ha tardado algún tiempo en organizar e impulsar su agenda central. Recientemente, se han anunciado iniciativas legales que deberían discutirse en los próximos meses.

La centroizquierda, en tanto, está en proceso de repensarse y buscar nuevas formas de articulación. Por primera vez en más de tres décadas, carece de una coalición. Ello también afecta la posibilidad de poner temas en discusión.

*Apuntarnos mutuamente puede lograr ciertos efectos mediáticos, pero daña al país y las instituciones y no conduce a las soluciones ni a elevar el debate.

Es importante reiterar que el Congreso Nacional es el lugar donde debe realizarse ese debate y tomarse las decisiones. Creo que el informe de infancia contiene propuestas valiosas, como poner en el centro los derechos de las niñas y niños, de acuerdo a la Convención, y la construcción de nuevos servicios. Lo importante es que este informe se discuta y el Parlamento es el lugar para evaluar su contenido.

Creo que también deberíamos lograr acuerdos en una reforma significativa de Carabineros, a partir del informe sobre seguridad.

 

En un plano más amplio, parece necesario romper inercias y abrir la discusión, al menos sobre dos temas globales ineludibles:

Primero, Chile necesita un nuevo pacto constitucional.

Es cierto que las sucesivas reformas hicieron de la actual Carta Fundamental un texto diverso al original de la dictadura. Sin embargo, se mantienen algunos de sus principios y definiciones. Muchos ya no se adecuan a una sociedad que ha cambiado ni le permiten abordar los desafíos del futuro.

Es un deber de las fuerzas políticas asumir este imperativo.

Nos tardamos décadas en coincidir en puntos tan fundamentales y evidentes como terminar con los senadores designados. No podemos esperar tanto para encontrar solución, por ejemplo, al tema del Tribunal Constitucional, que pone en entredicho las atribuciones de este  Congreso Nacional.

*La discusión constitucional tiene un valor adicional. Apunta a recuperar el sentido colectivo, una visión común, más allá de las diferencias puntuales.

Y no debemos partir de cero. Durante el gobierno pasado se convocó a un proceso constituyente, que fue masiva y esperanzadamente acogido por la ciudadanía. Para quienes participaron este es aún un proceso en marcha y no podemos crear más frustración en los anhelos de participación.

Existe la iniciativa de un grupo transversal de especialistas que están dispuestos a procesar, en el Congreso Nacional, todas las propuestas de nueva constitución y los mecanismos para discutirlas y transformarlas.

 

Un segundo desafío ineludible es replantear nuestro modelo de desarrollo para posibilitar un crecimiento más inclusivo y sustentable.

Carecemos de visión de largo plazo y de preocupación sobre el desarrollo, como decía Aníbal Pinto en “Chile, un caso de desarrollo frustrado”

El modelo neoliberal y el cortoplacismo han impedido un real dialogo. Es indispensable diversificar la matriz productiva, incorporar conocimiento e innovación y elevar la productividad.

Hemos llegado demasiado lejos en el debilitamiento del Estado. Nadie sigue hoy en el mundo estas concepciones de un Estado tan retraído y mínimo, como las que derivan del esquema neoliberal y la Constitución de 1980.

Ello tiene consecuencias económicas y también políticas y culturales.

Tony Judt advierte acerca de los efectos de la invisibilidad del Estado. El ciudadano percibe que éste sólo aparece para cobrar impuestos e imponer sanciones, pero las prestaciones aparecen entregadas por prestadores de salud, educación, transporte o previsionales privadas.

Se necesita recuperar el rol del Estado y su aporte en la cohesión de nuestra sociedad y en la generación de sentidos compartidos en este mundo globalizado. Saber quiénes somos, conocer nuestra historia y tradiciones, *tener conciencia de un “nosotros”, son aspectos culturales esenciales para construir una sociedad más integrada, menos violenta, más solidaria y más segura.

Se requiere repensar el Estado, además, en el marco de un nuevo modelo de desarrollo. Soy un convencido que un grado mayor de acuerdo entre nosotros favorecería mucho acercar visiones estratégicas sobre lo que el país requiere en la próxima etapa en temas como el desarrollo científico y tecnológico, la innovación productiva, el resguardo de nuestros recursos naturales, el rol de las universidades estales, el tema de la seguridad social, las nuevas formas de industrialización en un mundo interdependiente, el desarrollo de la identidad nacional en un mundo globalizado, entre otras.

No podemos ser pasivos en la discusión sobre la orientación del desarrollo, bajo una pretendida neutralidad del Congreso en asuntos de estrategia económica. En nuestras decisiones y leyes estamos de hecho condicionando la orientación y oportunidades de nuestro desarrollo. Probablemente, no hay otro lugar con mayor capacidad para articular visiones de conjunto.

El rol del Estado es insustituible en el impulso de una alianza publica-privada efectiva. Llegó la hora de ponernos metas para 5 o 10 años como la electro-movilidad, la exportación de energía renovable, la robótica en algunas áreas, etc. Y convocar a todos los actores pertinentes.

Se trata, además, de utilizar la política tributaria y de fomento. Hoy tenemos más de US$ 10.000 millones de dólares en gasto tributario, buena parte de dichas franquicias se creó en otro contexto y hoy no tienen razón de ser.

Es indispensable reformar el Estado, más allá de la agenda digital, que es muy importante, en el rediseño sistémico de la descentralización y desconcentración del gobierno interior, y de los roles económicos para potenciar el crecimiento, sin vivir tan condicionados por los vientos externos.

Muy ligado a lo anterior, debemos encontrar un consenso respecto de la provisión de derechos sociales. Tuvimos un nivel de acuerdo importante cuando el objetivo fue derrotar la pobreza y la extrema pobreza. La idea de un gasto focalizado y de la creación de una red de protección social para salir de las líneas de pobreza, tuvo un nivel de acuerdo importante entre nosotros.

*No ocurre lo mismo con la desigualdad. Derrotarla implica generar las condiciones para que exista real igualdad de oportunidades y preocuparse por una igualdad de los resultados. Implica políticas más universales que focalizadas; significa mirar el tema del empleo y su calidad; preguntarnos porque el país crece y los salarios no lo hacen; mirar no solo la ampliación de la cobertura de la educación sino la calidad de los programas formativos.

Creo que nos falta mayor dialogo y construir ciertas visiones comunes sobre con que instrumentos y políticas públicas se puede derrotar la desigualdad.

 

 

Para fortalecer el Senado en el debate político y en la calidad y oportunidad de las leyes estamos trabajando algunas iniciativas:

Primero, un esfuerzo experimental, ya aprobado por los Comités, para promover un debate más profundo y claro y con una revisión técnica de algunas iniciativas.

Segundo, una reforma a la Biblioteca del Congreso Nacional creando un gobierno corporativo, distinto y de largo plazo y reorientar la asesoría vinculándola con las universidades y el debate de otros parlamentos del mundo. Esto depende de ambas Cámaras.

Tercero, concretar la Oficina de Presupuesto del Congreso Nacional, ya acordada. La discusión de la relación con el Comité Fiscal Asesor es clave para tener acceso a  información oportuna y relevante.

Cuarto, debemos buscar una alternativa de seguimiento de los tratados y acuerdos internacionales donde se implementan decisiones muy importantes para Chile. Es necesario crear una Comisión Bicameral de Relaciones Exteriores que se haga cargo de esta tarea.

Quinto, debemos impulsar una agencia pública de evaluación ex ante y ex post de los programas públicos a partir de la experiencia acumulada.

 

Un segundo desafío es sobre la interacción con la ciudadanía

Es indispensable pasar a otra etapa en la relación con la ciudadanía.

Existe una amplia conciencia que los representantes tenemos que someternos al control y participación ciudadana.

El Congreso Nacional y el Senado realizan diversas acciones para establecer puentes: el Canal de Televisión del Senado, la página web y redes sociales.

Durante los últimos doce meses se transmitieron 94 sesiones de salas y 200 de comisiones. 9000 personas y organizaciones participaron en comisiones, además de todo el trabajo territorial de los senadores.

Sólo en el último mes, tras la decisión de los comités y comisiones, se transmitieron 51 sesiones. Un 300% más del promedio del año pasado.

Asimismo, en estos meses hemos continuado avanzando en materia de transparencia.

Modificamos nuestra página web, tanto en su diseño general, como en el micrositio de transparencia, donde incorporamos contratos de arriendo y asesorías, gastos de la presidencia y vice-presidencia y viáticos al exterior.

En especial, pienso que ha sido muy importante publicar los informes de asesorías externas, desde marzo de 2018. Se generó fuerte polémica entre nosotros y hay distintas interpretaciones en relación a los informes del periodo anterior, lo que en definitiva acordamos que lo resolviera la Comisión de Ética.

No nos confundamos. El ex presidente Andrés Zaldívar, lo que hizo fue rechazar, a nombre del Senado, específicamente los términos jurídicos en que fueron solicitados los informes por la Fiscalía. Eso lo comparto totalmente.

Es claro que surgirán nuevos temas y aspectos que serán cuestionados por la sociedad, los que deberán abrirse y hacerse públicos.

Creo que con todo esto, debiésemos lograr un estándar que permita disipar dudas, interpretando mejor los requerimientos de la ciudadanía.

 

Desde marzo estamos empeñados, además, en desarrollar iniciativas para escuchar más, dialogar con los jóvenes, y recoger sus inquietudes.

Realizamos, con una metodología que aún tenemos que mejorar, dos encuentros con más de 600 jóvenes que dialogan con los 3 Poderes del Estado. Para graficar su significado destaco una de las preguntas de una estudiante: “¿De qué manera el poder legislativo puede dialogar con la ciudadanía para así superar la crisis de confianza que existe hacia las instituciones?”  Y no fue fácil de responder.

En estos cuatro meses hemos desarrollado iniciativas en la perspectiva de convertir el edificio de Santiago en un centro cultural ciudadano, que promueva el debate, diálogo, y la formación ciudadana, con la idea de que esto también se haga posteriormente en Valparaíso.

Se han desarrollado diversos foros, paneles y seminarios sobre feminismo, recursos hídricos, movilidad vial, ley de cultos, reforma tributaria, educación superior, reforma municipal, entre otros.

Esperamos consolidar una línea de apoyo a profesores para formación cívica y ciudadana, un debate sobre DDHH, un curso on line sobre formación no sexista y un curso sobre la preservación de los recursos hídricos.

*Estamos, asimismo, preparando la conmemoración de los 50 años de la ley de Juntas de Vecinos, asumiendo los problemas que tienen y relevando su enorme significado y potencial para una mejor democracia.

Estos esfuerzos se han tratado de coordinar con Mesas Temáticas, Centro de Extensión, Congreso del Futuro, Biblioteca del Congreso, Oficina de Relaciones Públicas  y  la administración del edificio.

Todas estas acciones buscan contribuir a elaborar una propuesta institucional que articule mejor la participación de los senadores y sus equipos, y la interacción con los ciudadanos y la ciudad.

 

El tercer desafío es modernizar nuestra organización

El Senado cuenta con un equipo profesional y humano de gran calidad y con buenas condiciones. El Secretario General Mario Labbé ha resuelto pasar a retiro a fines de este año. Esto plantea fuertes exigencias.

El principal problema de la organización está en la estructura de la dirección institucional. Reiteramos, es problema de la estructura y no de las personas.

Es indispensable hacer cambios en la dirección y administración del Senado. Formulamos una propuesta que contempla un Secretario General y tres pro-secretarios: legislativo, administrativo, y de comunicación y tecnología.

También se estima necesario precisar el rol de la reunión de Comités y de la Comisión de Régimen Interno. Especialmente ésta última debe contar con un programa de desarrollo institucional de corto y mediano plazo.

Esperamos que estas propuestas sean procesadas y revisadas por las instancias correspondientes. Luego, se debiesen confeccionar los perfiles de los cargos y llamar a concurso público y abierto.

La organización en cada una de las áreas (legislativa, administrativa y de comunicación y tecnología) requieren de un diagnóstico y de un plan de desarrollo. En esto es fundamental que participen las nuevas autoridades.

La actualización del estatuto del personal es también un requerimiento muy reiterado.

Es importante destacar la actualización de las normas sobre acoso sexual y laboral para todo el personal, las que están hoy en consulta con los funcionarios. Hemos solicitado, asimismo, a la Comisión de Ética actualizar las disposiciones referidas a los parlamentarios.

También es importante señalar que se está formulando una propuesta para convertir Santiago y Valparaíso en edificios verdes lo que se está coordinando con el Ministerio de Medio Ambiente.

 

Señoras y señores:

Creo que el Congreso Nacional y el Senado debemos asumir con decisión los desafíos de estos tiempos.

Aspiramos a que, nuevamente, sean las mayorías las que se sientan convocadas a participar en el debate democrático nacional.

Aspiramos a que el Parlamento sea espejo de las diversidades e intereses de la ciudadanía.

Aspiramos a que su voz esté presente y representada en este Congreso. Aspiramos a que nuestra discusión legislativa exprese y se proyecte en la gran discusión de nuestra patria.

Para ello se necesitan la renovación de los partidos políticos y nuevas prácticas políticas, pero sobre todo, se necesita seriedad en el trabajo, innovación, transparencia en nuestras tareas y vocación de servicio público.

Se necesita un Congreso Nacional que dialogue todo lo que sea necesario con el Ejecutivo y la ciudadanía.

Esperamos aportar a esta importante tarea con toda nuestra convicción y compromiso.

Muchas gracias.

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Elizalde responde a Piñera: “El Presidente usa argumentos contradictorios para no asumir la inoperancia legislativa de su gobierno”.

 

  • El Presidente del Partido Socialista señaló que resulta contradictorio que Sebastián Piñera culpe a otros de la sequía legislativa y a los pocos días afirme que tal sequía no existe.

 

Esta mañana el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, respondió a las declaraciones del Presidente Piñera realizadas a la prensa. El senador Elizalde declaró al respecto que “el Presidente usa argumentos contradictorios para no asumir la inoperancia legislativa de su gobierno”.

El senador Elizalde recordó que “la semana pasada Piñera señaló que la sequía legislativa era responsabilidad del Congreso. Luego indicó que no se avanzaba en la tramitación de los proyectos por la actitud obstruccionista de la oposición. Y hoy señala que no hay tal sequía legislativa y que se trata de una invención del Partido Socialista”.

“Resulta contradictorio culpar a otros de la sequía legislativa y a los pocos días decir que tal sequía no existe”, resaltó Elizalde.

“El Presidente de la República, en vez de responsabilizar a otros, debería instruir a sus ministros a hacer la pega y presentar los proyectos de ley pendientes”, afirmó el legislador socialista.

Consultado respecto a las declaraciones del Ministro Secretario General de le Presidencia, Gonzalo Blumel, el senador Elizalde enfatizó que “al señalar que no todo tiene que ser ley, el ministro Blumel está reconociendo que la sequía legislativa es una decisión política del gobierno”, agregando que “por eso es lamentable y contradictorio que su jefe, Sebastián Piñera, culpe a la oposición de una situación generada por el propio gobierno”.

Senador Elizalde presentará proyecto que asegura paridad de género en empresas públicas y sociedades anónimas


Esta mañana el presidente del Partido Socialista y senador por la región del Maule, Álvaro Elizalde, anunció la presentación de un proyecto de ley que asegura una efectiva paridad de género en la conformación de los directorios de las empresas públicas y en las sociedades anónimas.

 

El senador Elizalde señaló, al dar a conocer esta iniciativa, que “si bien nuestro país ha logrado avances en la participación e inclusión de las mujeres en las diversas dimensiones de la vida social e institucional, todavía queda mucho camino por recorrer para erradicar toda forma de discriminación contra las mujeres y construir una sociedad que supere los prejuicios y la ignorancia que por tanto tiempo han hecho tanto daño”.

 

Elizalde destacó los avances en esta área bajo el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, pero indicó que “algunos de esos logros, al no estar consagrados legalmente, corren el riesgo de sufrir retrocesos”.

 

“Se ha avanzado en la integración de mujeres en los directorios de las empresas públicas, incorporándolas a las más altas instancias de decisión”, destacó el legislador socialista, agregando que “es cierto que se ha ido incrementando la presencia de las mujeres en los cuerpos colegiados directivos de las empresas del Estado, pero aún es insuficiente”.

 

El presidente del Partido Socialista indicó que “se requiere una legislación que consagre este cambio, como ocurre con países como Noruega, Italia, Alemania y Francia, entre otros, que han establecido legalmente cuotas obligatorias de mujeres en los directorios de empresas tanto públicas como privadas”.
Elizalde explicó, finalmente, que el proyecto de ley tiene tres objetivos: “Primero, consagrar la paridad de género en todos los directorios de las empresas del Estado y sociedades anónimas; en segundo lugar, incrementar el valor público y privado de dichas empresas al incluir una buena práctica, validada internacionalmente y; por último, modernizar los directorios de las empresas señaladas, al incorporar el ámbito de género en su conformación”.