La última encuesta sobre “Autonomía y participación ciudadana de las mujeres”, realizada por Prodemu (marzo 2021), arroja cifras bastantes complejas y preocupantes respecto de la participación de las mujeres y pobreza multidimensional, y evidencia una clara segregación en distintas esferas medidas. Pero, hay algo más que se puede derivar de dicho estudio, la carencia y la pobreza que afecta a las mujeres redunda no solo en precarias condiciones de vida, sino también perjudica su desarrollo político, social y cultural.
El mismo estudio evidencia brechas y barreras estructurales que traban el desarrollo en plenitud de las mujeres. Entre ellas está la condición de pobreza en la cual se encuentran y que se ha agravado en lo que va del 2020-21 producto de la pandemia.
La Encuesta de Caracterización Socioeconómica (Casen) 2017 señala que un 20% de las mujeres del país se encuentra en condición de pobreza multidimensional. Es decir, aproximadamente una de cada cinco mujeres sufre carencias relacionadas al acceso a vivienda, trabajo remunerado, servicios de educación, salud, seguridad y cohesión social, entre otros aspectos, que dificultan su desarrollo personal y profesional, según señala el estudio. Es así como la pobreza multidimensional se convierte en una gran barrera para que las mujeres puedan desarrollar su vida en plenitud, ejercer sus derechos y, desde luego, participar de procesos eleccionarios como candidatas, pues las posibilidades de desarrollo político, cultural y social se ven claramente menguadas.
La pobreza multidimensional se distribuye de manera desigual por género y región en Chile. Por ejemplo, de acuerdo con la encuesta CASEN 2017, un 52% de la población adulta en condición de pobreza multidimensional son mujeres. Por otro lado, las regiones con mayor incidencia de pobreza multidimensional son La Araucanía, con un 27,6%; Los Lagos, con un 24,9%, y Ñuble, con un 24,6%.
Es por ello que resulta de vital importancia el proceso de construcción de una Constitución a través de un órgano paritario, como lo es la Convención Constitucional, donde este tipo de segregación, vulneración y violencia sistémica sea puesta en tensión y, desde luego, superada.
Participación política de la mujer
El Servicio Electoral de Chile (Servel) sostiene (en 2017) que la participación ciudadana de mujeres menores de 30 años ha sido más baja que el grupo generacional de 30-60 en la última década electoral. Por ejemplo, en la “Segunda Votación de la Elección Presidencial 2017”, el grupo de edad que más votó fue el de entre 65 y 69 años, con una participación del 67,2%, pero los jóvenes entre 20 y 24 fueron el grupo que menos sufragó, con un 34,6%, lo cual no tiene diferencias significativas por género. Por tanto, la participación femenina está condicionada por elementos etarios o generacionales, algo que es importante considerar para el análisis.